Y llegó

Me sentía sucia, fría, descuidada e incluso ciertamente inútil. Pensé en el amor, en el que yo había disfrutado, mejor dicho sufrido. Un inicio hermoso, un nudo amargo y un desenlace, aquel que no quería que llegase, pero llegó. Y esa suciedad que sentía se vio reflejada en el bisturí de aquella forense que, desolada, miraba la ficha con mi edad, y que poco a poco descubría la causa de mi muerte y a su vez las consecuencias de mi amor.

Atenea