Sofía

Iba y venía con su guardapolvo corto, regalado. La carita seria que al levantar la cabeza para saludar intentaba una mueca de sonrisa. Llegaba tarde a la escuela casi siempre porque antes de salir de casa debía alimentar a sus hermanitos porque la madre dormía. Dormía después de una larga noche de pases en una posada de camioneros donde se vendía para alimentar a sus hijos. Sofia era la mayor y estaba en primero de secundaria. Hacía lo mejor que podía para no terminar como su madre. Era por extensión una víctima de un padre abandónico y una madre que se pinchaba cada noche para ejercer su trabajo sin problemas. Sofia no sabe que al llegar a casa hoy, la espera el primer cliente.

Liberia