Recomenzar

A su lado, era invisible. Abandoné mi círculo de amigas, perdí el brillo. Sus comentarios hirientes dañaban mi autoestima. Empecé a enloquecer. Un día descubrí la verdad: él no tenía la capacidad de amar a nadie, ni siquiera a sí mismo. Tomé coraje y decidí retirarme. Como despedida, dejó mis pertenencias tiradas en el hall y jamás se disculpó. Evité a toda costa las muecas de dolor cuando me deshice de 7 años en el cesto de basura. Volví a pertenecerme. Comprendí que una puerta que se cierra, puede significar tu liberación. Me fui reconstruyendo y pude perdonarme. Unos años no se comparan con perder la vida entera sin amor.

Resiliencia