Primero fue la falda; al final, el morado

En el principio fue la falda. Yo estaba vacía y caótica y su mirada cubría la faz de mis abismos. Era demasiada corta y en mi muslo estaba escrito: Tú te lo has buscado.
Y no dijo nada, únicamente me la bajó un poco. Me escondió así de mí misma. Después dijo: queda hoy conmigo, no salgas con ellos. Y hoy se hizo semana y la semana, año.
Luego dijo: Eres ridícula. Si no escondes nada, me darás tu contraseña. Te lo estás imaginando, tú confía en mí, nuestro amor es verdadero y para siempre.
Entonces llegaron sus disculpas, también mis perdones.¿Por qué me siento tan culpable? Soy ridícula. Será porque me quiere.
Y así fue. Seré para ti la culpable para siempre.
Y he aquí que era bueno en cierto modo. Al final, un morado, otro morado y otro.

Amarilis