Por miedo

Cierra los ojos, dime, ¿qué ves?

Miedo – contesté.

El miedo no puede verse – dijo.

Pero las situaciones en las que lo sentí sí. Eso es lo único que veo, tanto si mis ojos están cerrados como abiertos.

¿Cuándo sentiste miedo?

Antes del golpe. Después de él, no recuerdo nada. Yo, ya no estaba ahí, al menos para contarlo.

¿Por qué estás aquí?

Por él. Él siempre era la respuesta a todas las preguntas que no me permitía responder. Es más, daba falsas respuestas por él. Siempre por él.

¿Y tú?

¿Yo qué?

¿Qué hiciste por ti?

Si te digo la verdad, nunca pensé en mí. En mi cabeza solo existía lugar para él. Pero poco a poco, ese miedo que me hacía sentir comenzó a ocupar un espacio mucho mayor.

Pero, ¿por qué no huiste?

Por miedo.