No puedo

Miriam se casó joven y enamorada. Tuvieron dos hijos preciosos y deseados. Miriam dejó su trabajo para cuidar de ellos.
Crecieron, pero Miriam no consiguió incorporarse a su profesión. No le importó y aceptó un trabajo de categoría inferior y menos sueldo: el horario le permitía cuidar de su casa.
El amor terminó. “¿Me divorcio?”, se preguntó Miriam.
“No, no puedo”.
“No puedo pagarme otra vivienda”.
“Tampoco puedo pagar la mitad de esta”.
“No puedo hacerme cargo de las extraescolares yo sola”.
“No puedo, él no me ayudará. Soy yo la que se quiere separar”.

 

Sadire Lleire