No lo sé

No sé por qué se empeñó tanto en generar en mí sufrimiento. Sólo recuerdo sus palizas y gritos. Cama y almohada se convirtieron en prolongaciones de mí cuando su peso me hundía contra el colchón, silenciándome para que nadie advirtiese sus horrores. Yo ya no sabía gritar, tampoco encontré gesto o palabras de ánimo externos. Lo llamarían “presunto”, ese a quien yo llamaba “cariño”, quien me dejó inconsciente y me arrancó la ropa, quebró mi cuerpo y me violó. Ese hubiese sido mi final si me hubiese callado, si esa llama violeta no hubiese aparecido.
Quizá en realidad si estoy muerta, siendo una cifra. Es difícil saber la diferencia entre una hermana muerta o viva. Aquí todo el mundo parece no saber nada, por eso digo: no lo sé.

Kalus