Miriam

Ayer salimos de trabajar y cogimos el 28. Miriam se sentó y suspiró. Tiene 33 años y un hijo de 4. Su marido trabaja en la construcción. Ambos son de la Elipa, de toda la vida. Se enamoraron en el instituto y aún hoy siguen juntos. Tiene una voz dulce y ojos expresivos. Me gusta escucharla, y le pregunto por ese suspiro. Su chico, Fran, se ha comprado un Smartwatch, no sabemos para qué sirve exactamente, pero ha costado 140 euros.
Ella, lleva meses persuadiéndolo para comprar un horno, el que tienen es una antigualla, le tiene cariño, pero no reúne condiciones. Él, titular de la tarjeta de crédito, se niega. Ella no se atreve a solicitar una a su nombre. No se atreve a disponer de su dinero, como hace Fran, que dispone del suyo y del de su compañera, a placer.
¿Cómo te cuentas a ti misma que estás enamorada de alguien que no cree que tengas la potestad de administrar tu propio dinero? Qué de preguntas nos podríamos hacer acerca de Fran. Pero Miriam hoy no quiere hacerse ninguna, así que sonríe con tristeza y cambia de tema.

Luziérgana