Mejor no preguntes

– ¿Puedo probar yo? -dijo Elena, mientras Manuel intentaba abrir una ventana atascada.
– ¿Para qué, si ya sabes que eres una inútil? -le respondió él.
– Déjame, a lo mejor puedo ayudarte… -insistió Elena.
Manuel la miró irritado:
– Además de inútil, imbécil. ¿No entiendes cuando te hablo?
-No sé… Por intentarlo… -susurró ella.
– Eres pesadita, ¿eh? -le espetó Manuel.
Elena se hizo un ovillo en el sillón. Cerró los ojos y recordó cómo era todo seis años atrás, cuando ella no era tan inútil, tan imbécil, tan pesada.

Claire