Hoy me digo en el espejo

Me miré en el espejo. Mi piel blanca estaba pálida. Mi cabello dorado, blanco y gris. Mis ojos verdes sin brillo, ni expresión. En mi cuerpo se marcaban todos los huesos.
Incapaz de reconocer a esa mujer, no recordé la última vez que me presté atención.
Tantas veces supliqué por dolor; las veces que fingí placer; las veces que te sentí dentro de mí dañándome el alma, que conseguiste que odiase mi cuerpo al convertirlo en un objeto para tu propia satisfacción. Cuando terminabas, me acompañaba mi llanto que se convirtió en una lágrima. Ayer esa lágrima no brotó.
Hoy me miro en el espejo, me veo y me digo: ¡Nunca más volverás a tocar mi alma!

Nuria B