Cómplices

Mis caderas se balancean,
seguidoras de la intensa corriente melódica que mana por la sala.
Mi cuerpo se revuelve, desinhibido;
incluso mis, comúnmente torpes e introvertidos, brazos alcanzan el movimiento.
El alegre baile corporal es compartido
por mis fieles acompañantes,
entre cabriolas y carcajadas constantes.
Una atmósfera de jovialidad total
que cesa, radical;
cuando la mano que nunca conoció la inhibición
decide posarse en mis senos,
con una licencia que nadie otorgó.
Y las carcajadas siguen
y las cabriolas siguen,
pero mis acompañantes fieles ya no lo son,
pero mi desinhibición se asesinó.

Amaranta