Como una señorita

“Siéntate como una señorita”, dice tu tío tumbado en el sofá; corriges tu postura y te cruzas de piernas. ¿Una señorita?, te preguntas; y sales a la calle después de un “cuídate” de mamá. “¡Maleducada!”, dice el anciano del banco, después de mirarte el escote. “Como te cojamos”, grita la pandilla de amigos que pasa con el coche. -Papá, ¿puedo ir más tarde? -No hija, ¿no ves el peligro? -Jorge también viene, ¿puedo? -Si, nos vemos.
Al día siguiente, repiten: “siéntate como una señorita”. Y piensas en lo fácil que sería todo siendo un señorito. Ahora yo pregunto por qué cualquier mujer o niña ha escuchado estos comentarios o similares alguna vez en su vida. No, no quiero ser tratada como una señorita, prefiero que me consideren persona.

Águila