Cacería

Las ganas de gritar, la impotencia de no poder parar de llorar. Pero, ¿por qué lloro? si tú ya no estás, ya no me puedes dañar, ya no puedes tocar. Eso sí, el tacto de tus manos nunca voy a olvidar. Así que solo voy a llorar y nunca, nunca voy parar. Aunque salga de fiesta. ¿Dónde coño se queda mi dignidad?

Si mi cuerpo yaciera en el suelo de aquel portal, a mi tumba hubieseis ido a decir: “La mujer que no se dejó violar”. No fue suficiente con gritar y llorar. Acaso no me escuchasteis gritar: BASTA YA.

Una pobre mujer otra vez. Iba vestida más fresca de lo normal. ¿Acaso me robaron el derecho de la intimidad? No, así que debería dejar de hacerme la víctima. Debería olvidar el drama, total no fui lo suficientemente clara.

Gabriela