Almas encarceladas

Cuando José le pidió matrimonio a Luz se sintió la chica más feliz del mundo. Había encontrado un ser dulce y encantador. Pero la noche de bodas él se convirtió en un dragón de siete cabezas, que la engulló. Estuvo inmersa en aquella cárcel de papel cinco años, en que puñetazos, violaciones e insultos eran el pan de cada día.
Una tarde, un botón se apagó en su cabeza: el de sufridora. Cogió su bolso, la documentación, un par de libros y se fue con una amiga, dando un portazo que la liberó de aquel ser infernal.
En el barrio sabían cómo se las gastaba y reunieron pruebas que llevaron a la policía. Lo acusaron de tantos delitos, que pasará muchos años en una cárcel donde lo tratarán igual de bien que él a su mujer.

Cepheus