Cuando hablamos de voluntariado, lo primero que tenemos que reflexionar es: ¿Qué es ser una persona voluntaria? Una persona voluntaria es aquella que decide dedicar parte de su tiempo y esfuerzo a realizar actividades de interés general sin recibir una remuneración económica a cambio.
El voluntariado se ha consolidado como una fuerza impulsora para el cambio social, movilizando a millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, a pesar de su noble propósito, el voluntariado no escapa a las desigualdades sociales arraigadas en nuestra sociedad, entre ellas, la desigualdad de género.
La Plataforma del Voluntariado de España, a través de su Observatorio, ha realizado un nuevo informe sobre el perfil de las personas voluntarias en nuestro país; el principal dato que se desprende del estudio es un significativo aumento del voluntariado que alcanza al 11% de la población, casi tres puntos más que en 2022, lo que se traduce en más 4.500.000 de personas mayores de 14 años que apuestan por la solidaridad.
El perfil actual del voluntariado muestra a una mujer, de entre 45 y 54 años, que colabora con una causa social desde hace más de 5 años, reside en una gran ciudad (más de 500.000 habitantes), tiene trabajo y disfruta de un nivel de vida medio alto o alto. Sus principales ámbitos de interés son el voluntariado social, el educativo y el sociosanitario. El estudio de 2023, además, muestra la feminización de la tarea solidaria (57,9% de mujeres y 42,1% de hombres), lo que confirma la tendencia de los últimos años.
Si bien es cierto que las mujeres representan una mayor proporción de las personas que dedican su tiempo al voluntariado, sus roles suelen estar asociados a tareas de cuidado y atención, reproduciendo los estereotipos de género tradicionales. Este hecho limita las oportunidades para que las mujeres desarrollen sus habilidades en otros ámbitos y participen en la toma de decisiones dentro de las organizaciones.
Es fundamental que las organizaciones que promueven el voluntariado incorporen una perspectiva de género en todas sus acciones. Esto implica:
- Visibilizar las desigualdades: Reconocer que las mujeres y los hombres enfrentan diferentes barreras y oportunidades en el voluntariado.
- Promover la diversidad: Fomentar la participación de hombres en áreas tradicionalmente feminizadas y viceversa.
- Capacitar al voluntariado: Ofrecer formación en temas de igualdad de género para sensibilizar y empoderar a las personas voluntarias.
- Crear espacios seguros: Garantizar que todas las personas voluntarias se sientan valoradas y respetadas, independientemente de su sexo.
También puedes descarga nuestra infografía sobre los micromachismos en el voluntariado para detectar aún más afondo la desigualdad.
En conclusión, el voluntariado es una fuerza poderosa para el cambio social, pero para alcanzar su máximo potencial, es necesario abordar las desigualdades de género que persisten en este ámbito. Al promover la igualdad de género y la inclusión, el voluntariado puede convertirse en un motor de transformación social y contribuir a la construcción de un futuro más justo y equitativo para todas y todos.
Para más información consulta la Guía para entidades: Enfoque de género en el Voluntariado del Congreso Andaluz de Voluntariado y la plataforma web de La Volunteca.
Autora de la nota informativa: Vivian Roxana Flores Bazauri, voluntaria de Fundación Mujeres.
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