Según los últimos informes publicados por la Plataforma del Voluntariado de España, el porcentaje de mujeres que colaboran como voluntarias con distintas entidades es mucho mayor que el de hombres. Mujeres que ponen de manifiesto una vez más la influencia que tienen los roles de género en la sociedad, incluyendo el voluntariado, y que realizan acción voluntaria principalmente en el ámbito social, socio sanitario y educativo, y centrada en actividades relacionadas con los cuidados y la educación.
Podemos decir que la acción voluntaria en nuestro país es ampliamente femenina; ellas tienden a aportar su tiempo y su trabajo de una forma altruista, siempre pensando en mejorar la situación de otras personas, tanto a nivel individual como colectivo, a pesar de que los datos nos muestran ampliamente que para las mujeres no es fácil disponer de dicho tiempo, debido al peso de las dobles jornadas, cuidado de hijos/as, personas mayores etc.
Además, este voluntariado está invisibilizado y poco valorado por la sociedad, tanto por ser un trabajo no remunerado como por los campos de actuación, casi siempre pertenecientes a los cuidados, lo que favorece que tenga menor valor, a pesar de que los cuidados son el centro de la vida y el elemento principal que sostiene la sociedad.
Los hombres, por su parte, a los que se les atribuye un rol productivo y más activo, escogen en su mayoría voluntariado en áreas deportivas o de protección civil: actividades más ligadas a aspecto lúdicos o dinámicos y con mayor proyección exterior.
Por todo esto es necesario poner el foco de atención en analizar con perspectiva de género cómo es el voluntariado, realizando estudios desagregados por sexo y repitiendo periódicamente dichos estudios para analizar su evolución y cambios en el tiempo y comprobar la efectividad de los programas de formación y sensibilización en temas de igualdad que se vienen realizando.
Es fundamental también que las organizaciones promuevan y garanticen el principio de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en la práctica voluntaria, que dicho voluntariado conozca los planes de igualdad y las medidas relacionadas con igualdad de género de las organizaciones con las que colaboran. Por ello, cada entidad debería:
- Contar con un Plan de Igualdad.
- Garantizar la aplicación de la perspectiva de género en todos sus proyectos, identificando posibles desigualdades entre hombres y mujeres para que no afectar al desarrollo de las actividades de los proyectos.
- Establecer medidas para corregir las desigualdades detectadas, tanto en la entidad como en el ciclo de los proyectos.
- Prestar atención a la comunicación, tanto interna como externa: utilizar un lenguaje no sexista e inclusivo, prestar atención a las imágenes y comportamientos para que se puedan romper esas barreras estereotipadas de lo que está establecido para una sexo u otro.
La falta de perspectiva de género en materia de acción voluntaria afecta a las publicaciones, informes y estudios acerca de los programas gestionados por ONGs, y a otras entidades como universidades o empresas que también incorporan o gestionan voluntariado.
En conclusión, es importante contar con herramientas de estudio acerca de la influencia de la desigualdad de género en el voluntariado, reflexionar y analizar los resultados obtenidos en los estudios que se han realizado y, a partir de esos análisis, definir propuestas y establecer medidas que actúen de forma eficaz para conseguir que la acción voluntaria esté cada vez más libre de sesgos de género.
Para más información, consulta la siguiente infografía.
Este artículo forma parte de la campaña de activismo que se lleva a cabo con motivo del día 5 de diciembre, Día Internacional del Voluntariado, en el marco del proyecto “Voluntariado por la Igualdad”, gracias a la financiación con cargo a la asignación tributaria del 0,7% IRPF en el ámbito de las competencias autonómicas de la Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad de la Junta de Andalucía.