Este artículo forma parte de la campaña de activismo que se lleva a cabo con motivo del día 28 de mayo, Día Internacional de la Acción por la Salud de las Mujeres, en el marco del “Programa para Educar en Igualdad y Prevenir la Violencia de Género. Hacia un voluntariado por el Buen Trato” de Fundación Mujeres, con la financiación del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 a través de las Subvenciones del 0,7 a actividades de interés social.
Con motivo de este #28M queremos hablar de la problemática que supone el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Desde Mayo Clinic explican que el TDAH se caracteriza como “un trastorno mental que comprende una combinación de problemas persistentes, como dificultad para prestar atención, hiperactividad, y conducta impulsiva”. Afecta a entre el 2 y 5% de la población infantil y el 3 y 4% de personas adultas.
Los síntomas son variados, e incluyen: impulsividad, desorganización, problemas para concentrarse en una tarea, problemas para realizar múltiples tareas a la vez y terminarlas, actividad excesiva o inquietud, cambios de humor frecuentes, y problemas para enfrentar el estrés. En personas adultas, también pueden llevar a relaciones inestables, mal desempeño en el trabajo, baja autoestima, y otros problemas como la depresión o la ansiedad. Hay tres causas principales del TDAH: la genética, el entorno y problemas durante el desarrollo.
Según la Fundación CADAH, la prevalencia del TDAH es más alta en las niñas que en los niños, con 3-6 casos de niñas por cada caso de niños. Los síntomas comienzan en la primera infancia y continúan hasta la edad adulta. Sin embargo, se diagnostica y se trata el TDAH con más frecuencia en los niños y hay un nivel más alto del infradiagnóstico en las niñas. Para muchas niñas, el TDAH no se reconoce ni se diagnostica hasta que son adultas. Por este motivo, no reciben los tratamientos que necesitan para combatir los síntomas.
Hay pocos estudios sobre el TDAH en las mujeres. Es posible que este déficit de información sea debido a que las niñas no son diagnosticadas por las diferencias en la expresión sintomatológica. Los pocos estudios que existen, como este de Biderman, concluyen que las mujeres con TDAH presentan mayores índices de depresión mayor, ansiedad, trastornos de humor, y dificultades cognitivas. También algunos estudios del National Resource Center on ADHD, un programa de Children and Adults with Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder (CHADD), exponen que las mujeres diagnosticadas con TDAH en comparación con mujeres sin TDAH tienen mayor probabilidad de presentar niveles más bajos de autoestima y niveles más altos de estrés y ansiedad.
Por todo ello, las mujeres con TDAH requieren intervenciones y estrategias específicas en comunicación asertiva, resolución de problemas, identificación de las fuentes de estrés, búsqueda de la estructura en la vida diaria y desarrollo de hábitos saludables.
Desde #EducarenIgualdadFM, reivindicamos que es necesario eliminar los obstáculos y las barreras para acceder a estos servicios esenciales, como son los recursos económicos, la ubicación y el sexo, y así asegurar que todas las personas que sufren de TDAH puedan recibir una atención e intervención especializada.
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