Nunca es tarde para ser libres

A sus sesenta años Julieta agarró sus maletas para nunca jamás volver, abrió la puerta con ímpetu pero, antes de salir, Esteban la agarró por los hombros y le dijo:
-¿A dónde diablos te vas?
-Voy, entre otras cosas, a olvidarte, a ser libre, a recuperar todo eso que perdí cuando decidí unirme a ti- respondió.
-Pero mujer, tú sufres de Alzheimer- le dijo.
-Sí. Pero, hay cosas que duelen en el alma, no en la memoria.

El Dago