Miradas atentas

-“¡NO es NO!” gritó Ana empujándolo tan fuerte como pudo. Confundida, con la vista borrosa, se dejó caer mareada. Cualquier intento de arrastrarse era fallido, su cuerpo apenas respondía. Vencida cerró los ojos, para hundirse en un mundo surrealista, donde borrosamente nada tenía sentido, solo el dolor entre sus piernas.
Abrió los ojos en el hospital, con un dolor y cansancio extremo en todo su cuerpo. -“ Tranquila…ya paso todo. No va a volver a molestarte. ” Le dijo la voz serena del policía. Lo miró desentendida, ella no recordaba nada del infierno que había vivido por los últimos tres días. – “ Llamó una vecina al escuchar tus gritos, llegamos antes de que intentara escapar, saltó por la ventana, pero no calculó la caída. Ya no puede hacerte más daño.”
Tristes memorias golpearon su mente. Esclavitud, abuso, violencia…recuerdos de una triste vida, que gracias a una vecina observadora había por fin terminado.

Morosha