Libre por mí

Nunca creí que sería posible morir en vida, sentir el peso de unas cadenas que asolaban todo mi ser. Esa madrugada sentí el dolor materializado en carne, el agua corría sobre mis mejillas que habían perdido su sonrojo, sus manos sudorosas se deslizaban como la seda, seda rasgada por el temor.
Irrumpir en un cuerpo duele, pero más lo hace la irrupción en el alma, en el profundo ser. El dolor, el temor, la desesperación y la abnegación por puro terror. Cae la noche y la penumbra se apodera de mi mente, era presa del infundado sentimiento de inferioridad, de podredumbre vital. Pero no, no era yo, jamás se es la culpable y lograr esa certeza te proporciona la libertad. Ya libre, libre por mí, libre sin él.

IREMAR