LA TABLA DE MULTIPLICAR

– ¡Vístete!
Miro la ropa, comienzo a vestirme. Anca me ha dicho que es ropa de colegio. Me río. Si en casa fuera así vestida al cole me moriría de frío. Lo echo de menos. Recuerdo el gustito de entrar en clase después del recreo: las manos y la nariz frías, sentir el calorcito, adormecerme oyendo el canto de las tablas de multiplicar…

– Ionela, ¡vístete ya! ¡Te están esperando, fată prostie!
Qué falda tan corta, me pica el encaje de la ropa interior. ¿Cómo será el hombre que me espera? Anca me ha dicho que no le mire, que no me mueva mucho, que piense en otra cosa, la cabeza en otro sitio, algo bonito…

– Vamos, vamos, ¡y pórtate bien! ¿entiendes?
Anca sabe mucho de esto, es mayor que yo, eso seguro, ya lleva tiempo aquí ¿qué tendrá? ¿17?

– “…”
No sé lo que dice, no le entiendo, no le miro, me dejo, no le miro, algo bonito, piensa algo bonito… dos por dos cuatro, dos por tres seis, dos por cuatro ocho, dos por…

– “…”
No le miro, no lloro, no me muevo, no siento sus manos, siete por cinco, siete por cinco, siete por cinco, siete por cinco… ¡Mierda!, quisiera volver a mi cole.

 

 

Trovadora