La oscura estela de una pesadilla

Poco a poco sus ojos se hicieron a la oscuridad de aquel cuarto. No era la primera vez que el detective Smith participaba en una redada a un antro como aquel, razón por la cual su alma ya sabía que la noche acumula ciertas tristezas y que en ocasiones suele hablar con vocablos donde se expresan símbolos de terror y silencio. “¿Has venido a rescatarme?”, preguntó entonces una joven y maltratada voz que se oía entre las penumbras de la habitación. “Sí, vengo a sacarte de aquí”. Una amalgama de recuerdos, algunos con formas concretas y otros llenos de formas vagas, comenzaron a maltratar a dentelladas y sucesivas embestidas a aquella chica de muy corta edad. Fue entonces cuando ella dijo lo siguiente: “Mi mamá y yo venimos de muy lejos y si me sacas de aquí los señores que la contrataron se enojarán con ella y luego nos deportarán”. “¿Sabes?”, dijo el detective. “No sé qué tanto pueda hacer, pero por lo menos te prometo que no dejaré que nada le ocurra a ti o a tu mamá. Es una promesa con luz de luna, porque toda luna que sueña tiene derecho a su propio cielo”. Dichas esas palabras, la oscura estela de una pesadilla se destejió. El fin de los abusos daba paso a una promesa de vida.

Lluviadeunanoche