Imagina

Imagínate un mundo sin violencia, sin armas. En el que todos fuéramos iguales y las mujeres no temiéramos las represalias por el simple hecho de ser mujeres. Sería precioso -me dijo mi hija-.

Y lo hice. Comencé a imaginar. Un cielo despejado, abundante vegetación, aguas cristalinas, animales, paz y armonía. Y un pueblo. Sí, un pueblo con sus habitantes. Dos de ellos, Pablo y Violeta, están casados desde hace muchos años y siempre se han tenido admiranción el uno al otro; idolatría. Empiezan a discutir. Parece ser que Violeta ha tenido un romance con el hermano de Pablo, y a este no le ha hecho demasiada gracia. Entonces Pablo coge un piedra y golpea fuertemente a Violeta en la cabeza.

Imagínate un mundo sin violencia, sin armas -me dijo-. Lo intenté; créeme que lo intenté.

Catulo 1996