Diez minutos

Esta mañana he preparado albóndigas en salsa y caldo de puchero.
Mamá no puede seguir atendiendo la casa como siempre ha hecho. Lleva casi un mes en cama tras la última paliza de mi padre. Desde entonces cada mañana les acerco el almuerzo y me aseguro de que todo está bien.
Pero hoy he vuelto a ver esa mirada en mi padre. La que me dedicaba rabia cada vez que agarraba su cinturón. La que escupía odio sobre mamá antes de estrellarle una silla en la cabeza.
Esa mirada.
-Pasa hija.
-¿Y mamá?
-Pasa, está esperándote.
-Déjalo, tengo prisa, luego vuelvo.
La policía tardó 10 minutos en llegar, solo 10 minutos, una vida entera.
Cuando echaron la puerta abajo mamá yacía desangrada en la cama.
Mi padre rebañaba el plato de albóndigas en salsa.

DOMPARDA