Bajo sus ramas

Cuando él salía a trabajar, ella se disfrazaba para salir a la calle. Con las clases de teatro conseguía ser para él la que se hacía más pequeña con cada voz. Buscó a una entrenadora personal para hacerla más fuerte y que no tuviera miedo, las demás ramas las perfeccionó ella sola, esperar el momento y medir las palabra para conseguir las perfectas para la última conversación con él. Llegó el día y se sentía fuerte, él llegaba del trabajo enfadado y empezó la discusión, lo que él no sabía es que le empezaba a envolver con sus ramas ya perfeccionadas y fuertes, empezó a decir las suyas y ella también, pero ella fue quemándole con cada una que decía. Terminó, cogió un cepillo y barrió sus cenizas pensando que no volvería.

Guillermo