Ajuste de cuentas

Después de 30 años uncida a tu yugo, en los que sólo he vivido para atender tus necesidades, te has ido tras una larga enfermedad en la que has olvidado incluso quién eres. Has abandonado este mundo sin reconocerme, sin recordar que te he acompañado siempre en lo bueno y en lo malo, que he criado a tus hijos, lavado tu ropa y preparado tu comida cada día de este largo camino.

Te has ido. Si. ¿Y qué me has dejado?:

Las manos vacías y el alma seca.

Saldo negativo

“Rosnikof”

Rosa Gómez Ranedo